3 de febrero de 2010

La pirámide poblacional española

¿Inmigración ordenada o 67 años?

A todos los que estamos leyendo estas líneas nos disgusta e incluso nos irrita la idea de que se haya iniciado el debate sobre el futuro de las pensiones en nuestro país discutiendo la ampliación o no de la edad de jubilación hasta los 67 años. Los españoles, junto a las elites políticas sociales y económicas y al resto de hermanos europeos, debemos afrontar lo antes posible una realidad un tanto incómoda derivada de la estructura de nuestra pirámide poblacional que a medio y largo plazo tendrá efectos económicos y sociales preocupantes.

Como es sabido, nuestro sistema de pensiones es contributivo; es decir, las cotizaciones de hoy sirven para pagar las pensiones de hoy, pero no garantizan el cobro de las nuestras en el futuro, a pesar de la vigorosidad del Fondo de Reserva de la Seguridad Social, que en los últimos años ha incrementado exponencialmente su capacidad. Si la pirámide sigue invirtiéndose, la población activa seguirá siendo insuficiente en relación a la del conjunto de la sociedad y la situación será irreversiblemente insostenible. Hete aquí la clave del debate.

Paralelamente, estamos corriendo un importante riesgo como país al trivializar peligrosamente el debate migratorio, que en modo alguno es ajeno al de las pensiones, deslizándonos inconscientemente por una peligrosa pendiente: la de la xenofobia. Es cierto que si abogamos por un debate serio y con propuestas realistas debemos alejarnos de la demagogia patriótica-reaccionaria (“aquí no cabemos todos”) y de la bisoñez fruto de la desinformación de una izquierda un tanto anacrónica devota de regímenes cuasitotalitarios en latinoamérica (“abramos las puertas sin ningún tipo de control”).

España en los últimos años ha incrementado el número de habitantes gracias al fenómeno migratorio que, en líneas generales, se está gestionado bien. El debate de las pensiones nos concierne a todos los españoles; es decir, a todos los que vivimos en España sea cual sea nuestro lugar de origen. Los versos del maestro Benedetti al respecto son aleccionadores: “Acaso el tiempo enseñe / que somos habitantes / de una comarca extraña / donde ya nadie quiere / decir / país no mío”.

Publicado en La Crónica de León el 3 de febrero de 2009, página 2

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