9 de junio de 2010

La alternativa económica de Rajoy

Economía tabernaria

Después del revoloteo, fotografía perteneciente al álbum de fotos hermano "La Ventana de una lágrima"

Si algún debate en nuestro país es analizado por la clase política con especial frivolidad y ausencia de rigor, ese es el económico. Las grandilocuentes afirmaciones tanto de quienes ejercen responsabilidades de poder como de los que aspiran a conquistarlo son de brocha gorda. De este modo, buscando el titular fácil, conscientes de que el ciudadano medio ni tiene nociones de macroeconomía ni incentivos para adquirirlas, nos vemos hurtados de una confrontación racional de los dos modelos predominantes: el keynesiano o socialdemócrata y el liberal.

De este modo, el Gobierno acordó hace unos meses subir impuestos, con el objetivo de reducir el déficit por la vía del ingreso, y la oposición a la medida fue capitaneada desde Madrid por Esperanza, que ahora confiesa que cada día tiene una cuota de “barbaridades” para relatarnos. Al mismo tiempo que se criticó al ejecutivo, que en aquel momento optó por no reducir el gasto para que la contracción de la demanda no postergase los inicios de la recuperación, se le exigió que lo hiciera. Meses después, cuando lo hizo, lo acusó de aprobar “medidas injustas e insolidarias”.

La alternativa económica del Partido Popular consiste en pedir al Gobierno que adopte en cada momento las decisiones que no puede, pero que suenan melifluamente a los oídos del contribuyente. Ante la subida del IVA y de los impuestos al rendimiento del capital, la receta consistía en bajarlos mientras se apelaba a la reducción del gasto. Ahora todo cambia. Pero teniendo en cuenta que nos enfrentamos a un serio problema de déficit, la alternativa económica de Rajoy, se puede concluir, consiste en reducir los impuestos y rechazar los recortes. O lo que es lo mismo: más déficit.

El Gobierno ha cometido diversos errores, especialmente cuando estábamos en la fase expansiva del ciclo, pero estar en la oposición no conlleva tener patente de corso para hablar de las cuentas públicas como si de una conversación de taberna se tratara. Rajoy ha apelado a un nuevo “milagro económico”, que se produciría si él gobernara, y que en su momento sembró las semillas de nuestra actual pesadilla y del que hablaremos, si siguen ahí, otra semana.

Publicado en La Crónica de León, 8 de junio de 2010, 

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