Dedico este libro a Pablo Neruda
Tú preguntas por el corazón, y yo también. Mira cuántas bocas cenicientas de rencor, hambre, muerte, pálidas de no cantar, no reír: resecas de no entregarse al beso profundo. Pero mira el pueblo que sonríe con una florida tristeza, augurando el porvenir de la alegre sustancia. Él nos responderá. Y las tabernas, hoy tenebrosas como funerarias, irradiarán el resplandor más penetrante del vino y la poesía.
Prólogo de El hombre acecha
Dedico este libro a Vicente Aleixandre
“Los poetas somos viento del pueblo: Nacemos para pasar soplados a través de sus poros y conducir sus ojos y sus sentimientos hacia las cumbres más hermosas”
Prólogo de Vientos del pueblo
Miguel Hernández
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