22 de septiembre de 2010

La izquierda volátil

De fidelidad del voto e ideologías

Exponía la semana pasada un inquilino de esta tribuna un argumento cuestionable acerca de la fidelidad del voto en relación con la ideología del elector. Y, discrepando del mismo, me veo obligado a argumentar en sentido contrario. A juicio de Francisco Saurina, “la izquierda sí vota a sus siglas y muchas veces sin cuestionarse en exceso quién le va a representar y si esa persona es la más indicada para ello”. Mi colega añade que “la derecha o el centro-derecha es más selectivo de forma que cuando se presentan las listas los electores analizan las listas y sacan sus conclusiones. Son más exigentes y de ahí que haya habido descalabros importantes y en las encuestas la intención de voto oscile más entre éstos que entre aquéllos.”

La llamada “teoría de los recursos de poder” prueba que la permanencia en el gobierno de la socialdemocracia reduce las desigualdades sociales, resultado de ampliar las políticas públicas redistributivas que se diseñan e implementan desde el Estado. La izquierda llega al poder con un programa de reformas orientadas hacia la consecución de una razonable igualdad. A medida que esta se va consiguiendo, las crecientes clases medias, que pasan a conformar el núcleo decisivo del electorado y han visto incrementar notablemente su nivel de vida, tienen menos incentivos para votar programas que requieren una presión fiscal elevada. Es la paradoja socialdemócrata: su éxito inicial engendra su posterior fracaso.

Otra causa de la volatilidad del electorado de izquierdas es la facilidad del desencanto. Cuando un gobierno progresista se ve obligado por la coyuntura económica a adoptar medidas de corte liberal, como le ha sucedido al de Zapatero, o, en su momento, al de Felipe González, se enfrenta inevitablemente con su electorado o algunos de sus tradicionales aliados como los sindicatos. Y esa confrontación tiene su reflejo en las urnas.

Ahí tienen la Comunidad Valenciana como ejemplo que echa por tierra el argumento Saurina: el latrocinio institucionalizado de los herederos de Zaplana amparado por el electorado, que, como en el juego de la oca, van de mayoría absoluta en mayoría absoluta... y votan porque les toca.

Publicado en La Crónica de León el 22 de septiembre de 2010, página 2

'Dalia blanca', fotografía perteneciente al álbum hermano 'La ventana de una lágrima'

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