14 de marzo de 2011

Diario / Así fue que matamos a Mario Conde esta tarde

En una novela de Manuel Rivas, creo recordar que en El lápiz del carpintero, uno de los protagonistas dice lo siguiente: "si es que hay tascas que son como universidades". Evidentemente, en la que me hallaba junto a otros parroquianos a las 17.05 horas de la tarde, no tiene facultad de periodismo, o yo, al menos, no asistí a ninguna clase, o, peor opción aún, aistí y no me enteré de nada. 

En ese momento es cuando llega uno de esos entrañables vecinos de toda la vida, quizá fuera vecino ya de mi tatarabuelo cuando Alfonso XII detentaba la Jefatura de Estado en nuestro país, y a modo de heraldo nos anuncia solemnemente a los parroquianos que allí tomábamos café, refugiándonos de la copiosa lluvia, que acaba de oír en la radio que falleció Mario Conde, que la cabrona se ha apoderado de él antes de que devolviera a hacienda lo que nos debe.

En ese preciso instante recibo una llamada. Tras despacharla, y un segundo antes de colgar, culmino con mi interlocutor la conversación (lo reconozco, no podía guardarme esa exlcusiva) proporcionándole una primicia, una exclusiva que solo sabíamos un puñado de personas en Valencia de Don Juan:  ¿sabes que ha fallecido Mario Conde?

Creo que es en primero de sentido común, también creo que lo enseñan en primero de periodismo, cuando aprendes a cotejar la información y poner en tela de juicio  las informaciones de tus fuentes. Cierto, este hecho demuestra que no siempre las tascas son universidades, aunque en todas las universidades resulta harto imprescindible que haya una tasca. Si no... ¿dónde aprenderíamos a jugar al mus?

Así fue que, tranquilamente, y sin asumir mucho riesgo, matamos esta tarde a Mario Conde.

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