"¿Por qué nunca hay nadie
en los divorcios? El día de mi
boda, estuve rodeado de todos
mis amigos. Pero el día de mi
divorcio estoy increíblemente
solo. Ningún testigo, ninguna
dama de honor, nada de
familia, ni amigos borrachos
para darme palmaditas en la
espalda. Ni flores, ni coronas.
Me habría gustado que me
lanzaran algo, a falta de arroz,
no sé, tomates podridos, por
ejemplo. A la salida del Palacio
de Justicia, este tipo de
proyectil suele ser moneda
corriente. ¿Dónde están todos
aquellos conocidos que el día
de mi boda se atiborraban de
pastas y que hoy me boicotean,
cuando
debería
ser
precisamente al revés: uno
siempre debería casarse solo y
divorciarse con el apoyo de
todos sus amigos?..."
El amor dura tres años, Frédéric Beigdeber (Anagrama)
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