3 de mayo de 2017

Stefan Zweig - Veinticuatro horas en la vida de una mujer

«Porque... ahora ya no me engaño: si aquel hombre me hubiera abrazado y me hubiese pedido que lo siguiera hasta el fin del mundo, no habría vacilado en deshonrar mi nombre...» 

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"Algo me empujó hacia adelante. La ira me nublaba los ojos, una ira roja que me inspiraba locos deseos de coger por el cuello al perjuro que tan cínicamente se burlaba de mi confianza, de mis sentimientos y de mi abandono. Pero pude contenerme aún. Con deliberada calma -¡cuánto tuve que esforzarme!- me acerqué a la mesa, y un señor me ofreció cortésmente su sitio, frente por frente del joven. Dos metros de paño verde nos separaban; como sentada en una butaca, en un espectáculo, podía observar fijamente su rostro, aquel mismo rostro que yo, dos horas antes, había visto radiante de gratitud, iluminado por el nimbo de la gracia divina, y que ahora, de nuevo, veía consumirse convulsivamente en los fuegos infernales de la pasión… 

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Y ahora quiero también que comprenda por qué, de pronto, me decidí a hablarle de mi propia vida. Cuando usted defendía a Madame Henriette y afirmaba con férrea convicción que veinticuatro horas eran suficientes para decidir la suerte de una mujer, yo me sentí de acuerdo con usted: me sentí agradecida a usted porque, por vez primera, me veía comprendida. Entonces pensé: una vez hayas confesado el secreto que pesa sobre tu alma, quizá logres librarte de esa opresión y de la obsesiva necesidad de mirar hacia el pasado; inmediatamente, mañana mismo, podrás volver a aquellos lugares, y entrar incluso en la misma sala donde se decidió tu destino, sin experimentar la menor sombra de odio ni hacia él ni hacia ti misma. Y, efectivamente, mi corazón se ha liberado de la losa que lo alumbraba, y ésta se ha hundido con todo su peso en el pasado, para no alzarse nunca más..."

Stefan Zweig, Veinticuatro horas en la vida de una mujer, Acantilado, 2000 (ed. original Vierundzwanzig Stunden aus dem Leben einer Frau, 1976)

Veinticuatro horas en la vida de una mujer, Acantilado.

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