22 de abril de 2018

Patrick Deville - Pura vida

«William Walker ve desfilar una vez más el futuro desgarrado de sus ilusiones...»

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"Uno de ellos, el joven Ernesto Guevara, no sabe todavía que allí encontrará a la peruana Hilda y que se ganará durante un tiempo la vida como vendedor ambulante de estatuillas del Cristo Negro de Esquipulas. Ignora que un año más tarde será expulsado de Guatemala, como todos esos jóvenes de izquierdas, cuando los Estados Unidos envíen desde Honduras a su mercenario Castillo Armas para derrocar el gobierno de Jacobo Arbenz y poner así fin a la reforma agraria. 
     Antes de tener que huir hacia el norte, hasta México, ese hombre, que luego se convertirá en el Che Guevara, se planteará combatir y escribirá con entusiasmo: 'Es hora de que el garrote conteste al garrote, y si hay que morir, que sea como Sandino y no como Azaña...' 

En 1824, Lord Byron muere allí como un héroe prometeico, creyendo arrancar a los dioses la libertad para el pueblo de Sófocles. Tres años después de su muerte, Eugène Delacroix pinta 'Grecia expirante entre las ruinas de Missolonghi' y, cuatro años más tarde, 'La libertad guiando al pueblo'. Es posible que William Walker haya visto esos cuadros en París, antes de su viaje por Italia. Y la frecuentación de esas obras, unida a la lectura pirómana de Lord Byron, puede haberle convencido de no morir en su lecho. No obstante, no alcanzará sino el destino de un Ícaro. Será un jovencito presuntuoso, sublime y ridículo que se acercó demasiado al sol de la gloria. ¿Y quién recordara, incluso en el mismo Trujillo, aquel pecho demasiado flaco y blanco, reventado por las balas de los soldados hondureños? 

Porque todo eso sería otro universo, paralelo, 'solemque suum, sua sidera norat', con su propio sol y sus propias estrellas, un universo en el que Julio César no habría atravesado el Rubicón ni William Walker el Tinto. 

Puede que se quede enganchado a este duelo epistolar, puede que quiera probarle a ese inglés que él conoce mejor los versos de Lord Byron. Puede que sea capaz de citar las frases del poeta inglés que a él le gustaría haber escrito: 'El gran objetivo de la vida es la sensación. Sentir que existimos, aunque sea en el dolor. Es ese' vacío inmenso 'que nos empuja el juego, a la guerra, a los viajes, a toda clase de acciones desordenadas, pero vividas con intensidad, y cuyo primer atractivo es la agitación necesaria para llevarlas a cabo.'"
'Pura vida', editado por Anagrama en 2018.

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